nuestra historia

Don Joaquin Roch recordado empresario, filántropo y visionario yucateco, se enamoró de la Filosofía Montessori cuando en su estadía en la Ciudad de México, sus hijos  tuvieron la oportunidad de estudiar en una institución desarrolladora del Método y con la intención de que ellos continuaran su formación bajo esta metodología, sin dudarlo ni un momento y teniendo la capacidad y posibilidad, reúne a un grupo de padres de familia reconocidos y respetados por la sociedad de la época, para proponerles el establecimiento de una escuela Montessori en la ciudad.

La sugerencia de don Joaquín fue aceptada de inmediato y junto a él, personalidades como Don Fito Peniche, Pilar Larrea, Alberto Andrés, Nuja Amar, Arturo López, Anunciata Vales, Ruben Peniche, Silvia Solís, Willian Gaber y su esposa, Margarita Erosa, por nombrar a algunos, forman un patronato y comienzan con donaciones desde el inmueble hasta aportaciones monetarias que les permite montar la primera escuela llamada Montessori de Mérida en una casona de Itzimná.

Imposible omitir el dato de que en tiempos de Salvador Alvarado, alguien de quien se desconoce su nombre, estableció una escuela bajo el Método Montessori. Sin embargo el Presidente en turno, el General Álvaro Obregón, ordenó su cierre con carácter de irrevocable. Esta información es posible encontrarla en la Biblioteca Central Manuel Cepeda Peraza.

La Escuela Montessori de Mérida funcionó bajo la tutela de Margarita Erosa, quien vio despedirse a varias figuras del patronato cuando sus hijos terminaban  su ciclo en la escuela. Por seis años, ella mantuvo la situación de la mejor manera, ubicándose ya en la calle 26 por 27 y 29 de la colonia García Ginerés. Decidiendo retomar sus asuntos personales, Margarita Erosa pone en venta el proyecto y aquí es donde inicia la historia de la Escuela Montessori de Yucatán.

Cuqui y Patty con base en su trabajo diario y extraordinario, reúnen la cantidad solicitada y compran la escuela que en ese momento era Casa de Niños y se mudan a una casona de la Av. Colón, satisfaciendo la necesidad de espacio que ya requerían. Transitaron por tres  inmuebles distintos  en la misma zona, siendo la tercera casa la que ve el nacimiento de Comunidad Infantil, como respuesta a las nuevas necesidades de la sociedad emeritense.

La población montessoriana se incrementó de tal manera que urgió la necesidad de encontrar un espacio donde los planes de expansión pudieran llevarse a cabo.

Fueron muchas las tardes en las que Cuqui salía en búsqueda del lugar idóneo para continuar el camino y fue que llegó al Fraccionamiento Campestre.